Niño de mis sueños,
que calma el tiempo en mi vivir,
escribo tras tu ausencia,
cuando la melancolia
aplasta en tristeza sobre mi,
tiempo rendido en un silencio,
que de lejos percibe tu venir,
y quizás no sientas lo que entrego,
pero el dolor me desespera
al verte ir,
y cuando contemplo tu risa ingenua,
el amor aniquila soberano,
tras los gestos del pobre cuerpo
que desvanece incauto.
24 mayo 2008
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