24 julio 2008

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Eran las 11:30 pm., tenía frío, y una lluvia mojaba mi cara, una lluvia de olvido. Horas antes me encontraba caminando acompañado junto a mi novia por las calles serenenses, ausentes de vida, ausentes de verdad, entre palabras lejanas, ella bofeteo mi rostro, no entendi muy bien, pero cuando se iva, las lágrimas confundidas danzaban junto a la lluvia. Entre pasos perdidos, tal véz drogado en desconsuelo, no encontraba las respuestas del desamor, que tonto soy.

Los faroles iluminaban mi destino, entre tanta estructura colonial deseaba impaciente que pasará un caballero y me desterrará con su espada. Entre el viento que corría intenso, una ciudad yacía entre el silencio, las cosas que imaginaba junto a ella, creía que era mi verdadero amor y que sus besos me prometían un por siempre...pero se fue, sin saber por que, y ahora me encuentro en desamparo frente a la vida.

Entre las escaleras que daban con la iglesia, encontre a un hombre cubierto en sangre, aún vivía, estaba mojado en cuerpo entero, se me partió el corazón. Cojí sus manos y lo alzé de pie, acosté mis fuerzas en mi hombro y comencé a caminar aún perdido, él se hayaba en el silencio, no lo quise molestar.

Nos dirigimos a mi casa, nos encontrabamos cerca, no lo quise molestar con las preguntas frecuentes, ya que desde que lo ví, extrañamente una confianza se desplegó a mi alma. Aún confundido por lo de mi novia, continué en el trayecto, poco a poco terminaba la tormenta, tan rápida como llegó, se fue.

Llegamos a mi casa, abrí la puerta con sierta molestia, él comenzaba a volver a la vida, me miró a los ojos y sonrió, sería dificil describir lo que sentí en ese momento, pero una vida pasó sobre mis ojos. Lo llevé a mi pieza, lo senté en la cama, y me mantuve al lado por algunos minutos, me preguntó por que hacía todo esto, y aún ni yo mismo comprendía el por que.

Cuando limpié su cara, pude darme cuenta que poseía unos ojos tiernos, que me enseguecían el corazón, una sonrisa frágil que me reestablecía el alma, y de unas manos tan acogedoras que al tomarlas, inventaba cualquier excusa para volverlas a tocar.

Pasaron los minutos, se animaba entre la vida, sonreía cuando lo miraba, me hizó olvidar de mis problemas, comenzé a darme cuenta que me enamoraba poco a poco de aquel hombre, que sin prisa entró a mi vida y que de un segundo a otro comenzaba a ganar lentamente un espacio en mi corazón, estaba confundido, nunca había sentido algo así, nisiquiera con mi novia, una mujer perfecta para cualquier hombre.

Respiraba entre un sueño que se notaba en sus ojos bellos, creo que ya tenía fuerzas, al menos eso demostraba, recostó su cuerpo sobre la cama, le dije que yo dormiría abajo en el living, un silencio de segundos, y alzó su voz, si quieres te puedes acostar aquí, yo no tendría ningún problema, las palabras revotaron en mi mente, y un ausente " ok " se escuchó en la pieza.

Entre la brisa inquieta que transcurría la pieza, dos cuerpos pozados en la cama, cubrían su fervor. Pasaron las horas, no podía dormir, miré hacia su rostro, y pude darme cuenta que él lo estaba haciendo desde antes, lo único que pasó por mi mente, fue hacercarme hacia sus labios, lo tomé de la nuca, y me monté en él, él agarrado de mi cintura, respondía de mis besos, una dulzura encantadora se brindaba del lugar, entre pieles el amor se dignaba a volver a mi vida, movimientos que contraían en pasión, eran envueltos de la bondad de su mirada, que desde el momento en que comenzamos el acto, no se despegó de la mia.