Sin mi cielo no podré sentir,
entre la brisa que corre fría,
mi alma te espera,
y quizás en esta lluvia lejana,
tus besos nunca lleguen,
y en el tormento despampanante
moriré.
Cuando tu voz me ausenta
en la mañana,
mi corazón renace incierto,
y al sentir tu aire fresco
cruzar mi cuerpo,
mi ser se paraliza.
Cuando la voz marchita,
decaigo en la tristeza,
poco a poco te vas,
desapareces...
niño te estoy perdiendo...
Quiero sentir tu miel,
y abrazar tus labios en la brisa profunda,
llorar despacio, y calmar al verte,
como el sueño que recorre mis noches
desde que te vi.
07 junio 2008
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