Solitario, con un frío tras la lluvia, recuerdo su silencio,
como pudo dejarme así...
los susurros que agobiaron mi mente,
vuelven a hospedar.
Soledad en un sufrir que retorna al río,
que del seco contempla a lo lejos sus besos.
Aún respiro ese aliento, que por tantos días calmó mi sed,
un llanto que refresca mi muerte, abraza los recuerdos
que viven junto a mí...
Cada día desmayo al sentir, y un oscuro envuelve mis sueños,
como vago del sentimiento se estremece mi conciencia,
cayendo en un vacio que arde en olvido, pero no quema.
Creo volver, pero esta vez me agarra con fuerza,
aquel aliento que amé durante el recuerdo,
hoy no derrocha suspiros,
y quizás me pierda entre la sangre que gobierna hoy
mi cuerpo, ya que el dolor de sus besos
me hundieron inerte en la locura del amor.
03 mayo 2008
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