13 abril 2008

Miedos

Oye sus pasos, siente su risa, que poco a poco seca el alma, cubre su marcha en la penumbra de la luna, que danza y danza al oir tus lamentos, vaga en sereno acortejando el miedo.

Cae la noche, en una ciudad que descanza serena, donde pocas almas recuerdan el vivir a esas horas del difunto amanecer, en la brisa se presiente su asecho, es un cruel suspenzo que agobia el dolor, y entre tanto sollozo, uno se pierde.

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